La venta de piezas y componentes de buques constituye un segmento esencial dentro de la cadena de suministro marítima. Su relevancia se sustenta en varios factores: por un lado, la demanda constante de mantenimiento y reparación de la flota en operación, que requiere un flujo continuo de repuestos para garantizar la seguridad, la eficiencia y el cumplimiento de normativas internacionales; y por otro, el mercado derivado del desguace y reciclaje de barcos, donde muchos componentes aún en buen estado son recuperados, reacondicionados y reintroducidos en el circuito comercial.

Este sector abarca desde motores principales y auxiliares, sistemas de propulsión y equipos electrónicos de navegación, hasta elementos más simples como válvulas, bombas, anclas o mobiliario naval. La amplitud del catálogo responde a la complejidad técnica de un buque y a la diversidad de actores involucrados en su ciclo de vida: astilleros, navieras, empresas de reciclaje y proveedores especializados.

Además, el comercio de piezas de segunda mano procedentes del desguace representa una alternativa sostenible y competitiva frente a la fabricación nueva, contribuyendo a la economía circular en la industria marítima. En este sentido, la trazabilidad, certificación y garantía de calidad se han convertido en factores clave para generar confianza y asegurar que los componentes reutilizados cumplen los estándares internacionales de seguridad marítima.